domingo, 1 de marzo de 2009

El Arte de las Sombras

Primero sobre volaremos hacia una meritoria y lucida sombra. Cubriremos la conciencia y burlando la razón (Después renegaran) danzaremos desaliñados (muy importante)con mis pasos entrecortados entre los tuyos, guiados por nuestras miradas que llevan un trance metafísico desde hace minutos. Se integra Caetano con su "sozinho" o "la negra" Varela con alguna milongera. Acompañan la incorporación de cuerpos las luces tenues desde la pequeña ventaba sobre el dintel. La posición se acomoda a la conciencia del momento y entonces:

Tus besos se inclinan desde antes de nacer como una dulce expectativa. Cuando empieza es una intensidad en el pecho crece como un tornado enviando su tempestad por mis venas hasta mis labios. Ellos simulan campos de batalla que resuena un hirviente deseo, las espadas que se enfrentan y que poco a poco se entregan al movimiento diligente de tu boca que invita a ceñirme. Mis labios se abren con movimientos ondeados, como dos ríos gemelos que vierten su pasión ante tal ambrosía divina, protegida por guardianes de marfil que abren su paso ante la fuerza del amor empeñoso en mi lengua, blandiendose con caricias a tus comisuras, deslizándose hasta su sombra dentro del vacío de tu boca. La piel, las manos y los sentimientos se encrespan meritoriamente por el contacto cuerpo a cuerpo que se acomodan enteramente en cóncavo y convexo, en formas que solo se codifican con el lenguaje de la respiración entrecortada, miradas de duelistas amantes, de encarnizados luchadores febriles de amor, de almas unidas por un solo cuerpo.

Mis ojos encerrados por el silencio enfocan la agonía de mi voluntad, mientras tu continuas, a pesar, que caetano se fue y la posta la toma Bubble, tu espiración disonante refleja que el tiempo es un intruso y el momento una oportunidad. Las gotas de sudor, no refrescan el ardor de la piel sino sulfuran como lenguas de fuego acompañando el movimiento de mis manos que abrazan a las tuyas. Ellas mantienen un nerviosismo permanente cuando tus dedos rodean mis surcos quiromanticos y, sin ser gitano o mago describen los secretos de las ansias y los alimentas con los escritos de tu envés.

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